19.12.11

[alter ego]

[perorata]

-buenas tardes-
_buenas tardes_
-no sabía que le gustaban los dulces-
_¿y porqué debería saberlo?_
-tiene razón, pero justamente encontrarnos ¡en esta pastelería!-
_mire, si lo desea, cruzo la avenida, usted hace lo propio y simulamos un encuentro en la tienda de antigüedades_
-usted siempre de mal humor-
_puede que sí, pero su pregunta sobre encontrarnos en la pastelería me pareció muy estúpida_
-dejemos el tema, por favor, es intrascendente, ¿que hace por aquí, algún dulce en particular?-
_sí, estoy buscando dulce de mamón en almíbar, últimamente me resulta difícil encontrar lugares en donde conseguirlos_
-seguramente aquí lo encuentre, tienen toda clase de frutos en almíbar, tendrá usted suerte-
_mire, tuve suerte de no estar en la vereda de enfrente y allí encontrarlo a usted, de lo contrario, estaría eligiendo lámparas y vidrios biselados, quizás, hasta una olivetti oxidada_
-por favor, no continúe con el tema y cuénteme sobre su gusto por el dulce-
_le cuento que me gusta el dulce de mamón, ¿acaso le puedo hablar más sobre el manjar?_
-podría hacerlo, pero no creo que guste hacerlo-
_así es, no tengo más que decirle, salvo que vine por el mamón_
-yo estoy aquí por higos, posiblemente lleve los almibarados y de los secos, para hacer compotas-

_¿pensó que compraría si estuviese cruzando la avenida?_
-supongo que buscaría algún mueble pequeño o libros, sé que allí venden libros con tapas de cuero, de las originales-
_no creo que allí haya incunables, aunque un pequeño mueble antiguo es de mi agrado, fíjese que hasta pienso que comería mi mamón sobre el pequeño mueble, por supuesto le colocaría un mantel, preferentemente blanco para no manchar la madera_
-tiene razón, el almíbar se escurre rápidamente, es importante el mantel-
_mire señor, el almíbar se escurre, sí, pero también se escurren otras cosas y no por eso usamos manteles blancos_
-¿otras cosas?-
_otras cosas mientras pensamos en la compra que deseamos hacer en un determinado día, no necesariamente se requiere mantel para todo, o acaso usted compra un mantel y lo coloca sobre otro por si el primero se mancha?_
-desde luego que no, eso es el extremo-
_a mi me parece que usted me ha llevado a un extremo imposible de continuar, que tenga una buena tarde y le vaya bien con los quinotos_
-higos, eso compraré-
_quinotos, higos, da lo mismo_
-¿para usted es lo mismo el mamón que el zapallo en almíbar?-
_¡por favor!_
-usted comparó entre higos y quinotos y no es lo mismo-
_verá que en ese caso es lo mismo, el higo, el quinoto, el dátil, son idénticos en sabor, el mamón, igual_
-¿entonces?-
_¿entonces qué?_
-¿cuál es la diferencia?-
_pensé que había comprendido, la diferencia está en quien lo compra, ¿o cree que en vano elegí comprar mamón?_
-no había comprendido-
_lo sé, suerte con sus quinotos y atrévase a unos orejones, saben igual y son ideales para compota_

[al quedarme solo en la pastelería, luego de ver a mi interlocutora comprar su mamón, reflexioné sobre los dulces, sus diversos usos en postres, sus sabores ¿serían iguales? porque en verdad nunca comí quinotos y nunca supe lo que eran los orejones hasta preguntar a la persona que me atendió, sin dudas, los frutos y frutas eran iguales o el agregado de almíbar los hacía similares, variaban sus formas y colores, en algunos casos su tamaño, pero efectivamente eran iguales; permanecí en el lugar hasta notar que era observado por los demás vendedores, entonces me acerqué y sin dudar pedí mamón en almíbar, dos frascos, que pensé en lo bonitos que serían si el vidrio fuese biselado, pero no hay frascos así para dulces, entonces, bajo la lluvia finita que había comenzado a caer, crucé rápido la avenida, adquirí una pequeña mesita de madera, de tres patas y en la tienda que se hallaba en diagonal, compré un mantel, blanco, no sé si tiene puntillas]